Conflictos biológicos I

conflicto biologico

Al estudiar nueva medicina se cae en errores de concepto debidos a la cosmovisión que tuvimos este último siglo en los temas de salud. Por ejemplo, identificamos los programas biológicos con enfermedades y caemos en la equivocación de creer que no es adecuado tener programas activos. Otro equívoco es atribuir al conflicto la causa de una enfermedad y ello ha llevado también a la idea errónea de los terapeutas de conflictos.

Sin embargo, los programas por un lado son la forma en que trabaja nuestra fisiología, pero que si se activan de forma “especial” (por un DHS) se ponen en marcha también somáticamente (es decir, con cambios orgánicos “y psíquicos”). Y lo que llamamos enfermedad, además de sólo ocurrir en una fase de dicho programa, se da cuando los síntomas o signos son un inconveniente para la vida diaria, lo cual es debido generalmente a que el programa tuvo una intensidad o una duración suficiente como para producir síntomas importantes.

La causa de que se active de una forma especial el programa Especial de la Naturaleza con Sentido Biológico (EBS), es el DHS (Síndrome de Dirk Hamer), un impacto que se da simultáneamente a nivel psíquico, cerebral y orgánico, debido a una circunstancia vivencial. Y Hamer enunció: “en el momento en que se produce el DHS, el contenido del conflicto biológico determina tanto la localización del programa EBS en el cerebro, denominado foco de Hamer (HH o FH), como la localización del EBS a nivel orgánico”. Pero ello no quiere decir que el conflicto sea la causa del programa, sino que en dependencia del conflicto habrá una localización u otra, es decir, un programa u otro. También sabemos que en un DHS se pueden activar más de un programa a la vez, y por tanto podemos desarrollar más de un conflicto.

La causa de estos cambios es algo que nos ocurre de manera inesperada y que es dramático para nosotros en ese mismo momento (nos coge a contrapié). Es decir, hay un evento causal y por esas razones se produce el DHS. Una circunstancia en nuestro entorno nos supera “biológicamente” por lo que nuestra biología pone en marcha un programa, siendo una activación que nada tiene que ver con nuestra mente consciente, sino que se da en nuestro cuerpo (cerebro y órgano) y, a la vez, en nuestro instinto (psique inconsciente). Decimos también que es una situación “vivida en soledad”, pues al ser automática e inconsciente no la podemos expresar ni gestionar conscientemente.

Entonces tenemos que cada programa de tejido activado de forma especial por un DHS, conlleva además “tener un conflicto activo (en la primera fase-ca) y tener un conflicto en solución (en la segunda fase-pcl)”, y por eso Hamer describe en sus tablas un conflicto para cada programa. Pero el conflicto no es la causa del programa, el conflicto es la forma que tenemos de explicar el problema inconsciente por una situación que afecta a nuestra supervivencia o a nuestra vida natural (biológica), y también lo podríamos describir como la carencia de una función biológica en unos casos o la necesidad de aumentarla en otros.

Ejemplos:

En la situación de no conseguir oír algo que necesitamos, por ejemplo, un bebé que no oye a su madre largo tiempo, o un adulto que no consigue oír cierta cosa, si hay DHS se activa el programa del tejido endodérmico del oído medio. Y decimos que “cursa” con el conflicto biológico de “no poder atrapar un bocado auditivo”. El programa, en su fase activa cursa con hiperacusia (molestan los ruidos o el volumen nos parece demasiado alto) pero el programa no se resuelve tratando el conflicto, sino que pasa a la fase-pcl y desaparecen esos síntomas cuando el individuo consigue oír lo que necesita o a la persona que necesita oír. Luego hay una otitis y aquí tampoco hay que tratar nada psíquicamente.

El problema vino cuando Hamer tradujo, para que se entendiera, algunos conflictos a un lenguaje más social o humano. Por ejemplo, en la situación en que una mujer ve peligrar su pareja, por ejemplo, porque no se entienden (y peligra la unión conyugal) o porque su pareja no se comporta adecuadamente a lo que ella biológica e inconscientemente necesita (y peligra su función biológica con la pareja), si hay DHS (por ejemplo, en una pelea con amenazas o pensamientos de separación), se activa el programa mesodérmico de los alveolos mamarios en una zona y va creciendo un nódulo mamario. Y decimos que “cursa” con el conflicto biológico “de preocupación o pelea por pareja”. Este programa muy probablemente se creó para cuando la pareja de la hembra enfermaba o había tenido un accidente, pero ahora en nosotros se activa cuando ocurren otras cosas, como que haya peleas, y por eso Hamer dijo conflicto de preocupación “o pelea”. El programa no se resuelve tratando el conflicto, sino cuando la mujer consigue que la pareja y las funciones biológicas para las que se tiene pareja, no peligren (porque ahora la relación vuelva a ser adecuada biológicamente o porque la pareja se quede con ella o porque se complementan biológicamente de nuevo, etc.).

Más complicado es cuando se trata de programas ectodérmicos. Por ejemplo, en situaciones de estar siendo perseguido por alguien que te puede atacar, por ejemplo, un padre que te culpa de cosas porque desconfía y temes que se ponga en contra de ti, o en situaciones de temer que algo malo puede pasar, pero no sabes si pasará, por ejemplo, si hay sospechas de que te echen del trabajo, por poner dos ejemplos, si hay DHS en un evento traumático, se activa el programa del tejido ectodérmico del cuerpo vítreo o el de la retina. Y decimos que “cursa” con el conflicto biológico de “miedo en la nuca por perseguidor” o el de “miedo en la nuca por peligro desconocido del cual no se puede librar”. El programa no se resolverá tratando el miedo justificado de la persona sino cuando ese peligro real ya no exista.

Por tanto, los conflictos no se tratan, el problema es en nuestra relación con el entorno, y tiene que desaparecer ese problema para que la biología de la persona pueda pasar a fase-pcl, es decir, al cambiar la realidad en el entorno de esa persona la biología codifica que hay conflictolisis o desaparición del conflicto.

No obstante, los seres humanos tenemos una realidad más complicada que la de los animales, tanto socialmente (nuestras relaciones son más complejas) como, sobre todo, psicológicamente. Por ello a veces es necesario un afrontamiento psicológico además para que la persona cambie a una situación más empoderada y pueda finalmente atreverse a cambiar situaciones o aprenda a minimizar conflictos, irresolubles en ese momento, no maximizándolos con el pensamiento. Meternos ahí sería muy largo de explicar e innecesario si no se comprende antes lo básico. Viendo uno a uno los programas, su sentido biológico y el conflicto asociado podrá ir aprendiendo este nuevo paradigma y desaprendiendo el antiguo.

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