Artritis, artrosis y otros síntomas osteomusculares

artritis y artrosis según la nmg

Los dolores óseos, los articulares (en las artrosis y las artritis), los tendinosos (en las tendinitis), las atrofias musculares y pérdidas de fuerza o los dolores musculares cuando estas se están curando, se dan en los programas de dichos tejidos (huesos, huesos articulares, tendones, músculos…), de mesodermo moderno. Algunos se pueden alargar en el tiempo, sobre todo los osteo musculares (artritis, atrofias musculares, o las llamadas o creídas “miopatías”), por lo que la medicina ortodoxa cree que son enfermedades crónicas. Pero no será así o al menos lo será menos cuando se entienden bien los programas con la nueva medicina germánica.
Hamer descubrió que el sentido biológico de estos programas de mesodermo moderno no se da hasta el final de la reparación, es decir cuando terminan, momento en que los tejidos (y la psique) quedan más fuertes para afrontar situaciones similares: pues ya será más difícil que nos produzcan DHS o conflicto. Pero para conseguir esto hay que dejar terminar los programas sin hacer segundos conflictos y esto es lo complicado en estos casos si no se entiende la NMG.
Para curarse definitivamente no sirve ir al asesor solamente a que nos diga qué tenemos que hacer, sobre todo cuando ya los tenemos cronificados esto es difícil si la persona no entiende bien la teoría: las fases de estos programas, su clínica, cuando se dan estas fases y porqué, etc. Si no, esta asesoría se convierte en una historia interminable en las que la persona afecta solo cuenta sus “dolores”. Porque si no entiende en qué fase está, y que es lo que tiene que hacer o no hacer en cada momento, etc., no le va a servir para curarse, es decir si no estudia como son estos programas entenderá pocas cosas en las asesorías. Es decir “no es suficiente” con hacer asesorías, tiene que aprenderse sus programas para luego poder aprovechar estas asesorías.
Para empezar a aprender estos programas, una vez entendidas al menos las tres primeras leyes biológicas, debe oír la parte de mesodermo moderno en los cursos que tengo disponibles:

Curso profesional: https://realmed.es

Curso de iniciación y asequible: https://vidaensalud.es/area/nueva-medicina-germanica/

Incluso conociendo la teoría son complicados de resolver, porque aparecen segundos conflictos. Las cronificaciones son causadas por la misma clínica, la impotencia funcional que producen en la fase pcl hace recidivar conflictos, o “mejor dicho” hacen activarse nuevos DHS, en la misma zona. Ello repite los síntomas más adelante (en la siguiente pcl) y esto es lo que hay que entender para que no se cronifique. Hay que deducir cual fue nuestro DHS y ponerle solución al conflicto, a la vez que no hacer demasiados nuevos DHS por la incapacidad mientras nos estamos intentando curar.

Los dolores son fase de reparación, pero si no se aceptan como un buen signo de que se ha solucionado algo y de que tenemos que esperar a que acabe este actual programa, estos dolores pasan a ser un nuevo conflicto, y esto crea el círculo vicioso. De ahí la gran dificultad que tienen los humanos para superar estas cosas. Los animales cuando les duele algo que les impide hacer ciertas cosas se retiran, se paran, descansan y esperan, pero no se ponen a pensar “que malito estoy”. Por eso se curan más frecuentemente, siempre y cuando puedan alimentarse y protegerse mientras tanto, que es lo único necesario durante la fase de dolor. En el humano superar estos procesos, si son de meses o años, puede llevarnos también meses o años por los segundos conflictos debidos a la pérdida de funcionalidad por el dolor, sobre todo si no se entienden y se entra en ese victimismo. Caemos en desánimo ante la mínima primera incapacidad, pues esta sociedad nos hace creer que eso, además de un defecto nuestro (estarse curando está mal visto) es algo peligroso o malo, aunque en esto último también influye un miedo inconsciente biológico que tenemos que reconocer y no exagerar con nuestras creencias erróneas. Es decir, cuando se está así la cosa es seria biológicamente: un tejido se tiene que reparar, y si no le dejamos empeorará, pero no tan seria como nosotros creemos y amplificamos con nuestros miedos. Al principio cualquier pequeña mejoría nos debería animar para poder mejorar más después, pero suele ocurrir que, si no se conoce esto y se está desanimado por ello, se cae en desesperación o incredulidad porque no hay mejoría total inmediata. Porque incluso a veces se entiende algo en una asesoría, entonces la persona se relaja con lo que resuelve su segundo conflicto de estar incapacitado, eso le mete en una nueva pcl y como tiene más dolor de nuevo vuelve a caer en el desánimo.

El problema es no confiar en nuestra biología porque no se conoce, es no rendirse ante la evidencia física de que es “estoy mal, pero porque mi cuerpo se está reparando”. Por eso es importantísimo primero saberse la clínica tanto en fase activa como la de reparación de estos programas, y saberse porqué se activan (entender los conflictos) y cuando se pasa a la fse pcl (entender cómo se resuelven).

La fase activa de los programas de desvalorización es por desuso (real o virtual), es decir por no poderse realizar o por no realizarse una función. Al estar frustrada una función el cuerpo codifica “hacer atrofia por desuso” y el tejido se atrofia. Esta frustración de alguna acción se codifica en una parte del cuerpo (por ejemplo: la frustración de no poder tener la relación adecuada con un hijo se codificará en el hombro izdo. en un diestro o diestra, y la biología codifica algo así como: “no uso la articulación de abrazar, si no abrazo no es necesaria esta articulación por lo que se debe atrofiar…”). Es decir, la desvalorización no es por “no ser apto”, no es que uno sea incapaz, es por no darse esa acción o esa función. Solo algunas veces si es por no ser apto: por ejemplo, si no puedo subir escaleras porque tengo una artritis de cadera no soy apto en esos días que no podré subirlas, pero no tengo yo la culpa ni tengo la autoestima baja, simplemente es que no se puede dar esa función ahora. Pero si lo vivo como una frustración y me salta un DHS (por ejemplo si nos desesperamos una vez que nos duele mucho pero tenemos que subir, en vez de descansar y subir más lentamente hasta “conseguirlo”, entonces ahora se nos activa el programa de no soy apto físicamente (rodilla).

Este segundo programa de rodilla en fase-ca por ahora no nos va a dar clínica, pero cuando lo resolvamos más tarde si. Es decir, cuando estemos bien de la cadera ahora ya podremos subir escaleras y el día que lo hagamos y tengamos c.l. (por ejemplo, porque “sintamos”, ¡qué bien ya puedo subir las escaleras”, entonces empezaremos con dolor de rodilla al pasar a fase-pcl. En este segundo proceso hay que reconocer rápidamente: “¡ah! Ahora me duele la rodilla porque hice conflicto de no poder físicamente pero ya lo he resuelto”, sin embargo nuestra mente nos traiciona y hacemos más conflictos todavía: no puedo físicamente de nuevo, creencia en que tengo una enfermedad que se generaliza porque se hereda, miedo a ser un inútil, creencia de que esto es por la edad… y eso es lo verdaderamente complicado, no la artritis de rodilla en si sino nuestras falsas creencias y miedos.

En los casos que se han tenido muchas de estas desvalorizaciones, ahora si la persona ve afectada su autoestima. Entonces “cree que ella ya no puede” pero no porque no pueda, sino porque tiene la autoestima baja. Ahí es cuando empieza a abusar de la frase “no puedo” que empieza a aplicar a otras cosas, y eso ya sí necesita tratamiento psicológico además de afrontamiento de cada uno de los síntomas físicos.

Es decir, estos procesos se complican en lo físico si nos saltan nuevos DHS, pero en lo mental también, si hacemos pérdida de autoestima (si creemos que seremos ya siempre unos incapaces). Lo peor es cuando estos segundos conflictos mentales se deben a creencias en la malignidad: por eso estas personas, con dolores óseos pero que creen debidos a “metástasis”, suelen ser los más difíciles. Por ejemplo: mientras no se den cuenta que su dolor de vértebra es el mismo que tendría una persona que solo hubiera hecho el programa de vertebra pero no la hubieran etiquetado de cáncer, y que esta persona se cura más fácilmente no porque sea menos grave sino porque no tiene ese miedo al cáncer.

Son muy variadas las situaciones que determinan DHS y conflictos, para irlas aprendiendo hay que empezar por estudiar todos los conflictos por zonas corporales: en las tablas de Hamer en la parte del hueso, pues similares que los conflictos de tendones, músculos, conectivos, en las mismas zonas.

Finalmente hay un último escoyo: muchas veces ya consigues acabar los programas, pero, sobre todo si han sido duraderos por muchas recidivas (railes y segundos conflictos), quedan “secuelas” en los tejidos por las repetidas inflamaciones previas. Y hay ahora incapacidad y dolores “mecánicos”. Por ejemplo, un dolor al iniciar el movimiento, o un dolor cuando utilizo mucho esa articulación pero que cede al reposar. Esto es por deformidades del hueso, o por debilidad tendinosa: por no ser ahora tan elástico, es decir, por cambios en los tejidos debidos tanta inflamación repetida previa. Pero no es que ahora tengamos que resolver ningún conflicto, es que tenemos que aceptar que hay secuelas tisulares que los hacen, a los tejidos, menos capaces. No es que el sentido biológico no se de en estas personas con secuelas, sino que no tiene sentido biológico que estos programas se hubieran repetido tantas veces. Es decir, no fue biológico hacer tantas inflamaciones repetidas. Pero si volvemos a creer que no estamos curados porque tenemos secuelas, cuando lo que pasa es que nuestro físico ha quedado tocado y solo precisa rehabilitación, suplementación, y paciencia, entonces volveremos al victimismo por desconocimiento y a repetir programas. Y será el cuento de nunca acabar.

Por eso estas “enfermedades” suelen ser crónicas, no porque sean genéticas o un castigo divino, sino porque no se entienden y porque su afrontamiento es complicado y largo, o mejor dicho, debe ser muy completo: en lo físico (sabiendo que es lo que podemos hacer, y no hacer, en cada situación sintomática, poder tener ayuda social y terapéutica, etc…). Pero también de control mental (aprendiendo como no caer repetidas veces en desánimos, desesperaciones o cabreos por juzgarnos a nosotros mismos como incapaces. Porque no es que lo seamos, sino que tenemos ahora una labor que hacer realmente un poco desesperante, e incluso espiritual. Pero cuando lo entiendes, aunque te queden secuelas físicas, te reirás, porque ya que se habrá cumplido su sentido biológico: y te habrás vuelto más fuerte que antes aunque solo sea psíquicamente.

Ante estas situaciones tan complicadas hay varias opciones. La más fácil es ir al médico, que te pone analgésicos, y si tienes suerte algunas otras medidas, pero como no mejoras del todo, entras en cronicidad. Y el segundo proceso reaccional que suele ocurrir es el victimismo. Este es completamente entendible, pues no solo la persona se pasa semanas o meses con incapacidades físicas, sino que además le dicen que “lo suyo” es crónico y se lo cree, y porque los demás, que nunca han tenido esos problemas, encima prefieren juzgarle de “quejica” para no admitir su incapacidad, y así tener excusa para no ayudarle.

Encima la persona va haciendo más desvalorizaciones: porque se pierde la posibilidad de hacer otras cosas que “tendría” que hacer (por poner solo unos ejemplos: ir a buscar los niños al colegio, trabajar, hacer ejercicio, tener más relaciones sociales y sexuales, ir a los mismos sitios que los otros o tanto como los otros, etc., etc.). Y llegan los sobreesfuerzos que se ve “obligado” a hacer, estos serán nuevos conflictos de desvalorización. Finalmente se afecta incluso el miocardio con fases pcl con fatigabilidad cada vez que lo resuelve y, por tanto, se cree que “lo suyo” es incurable si no entiende que tiene fatiga ahora y que solo necesita descansar y esperar a que el miocardio se recupere de esa insuficiencia cardiaca (también reversible) propia de la pcl.

Se requieren muchas coincidencias para curarse: 1º: entender todos los programas, para no desesperarnos cada vez que tenemos un síntoma de mejoría, es decir, haber estudiado Nueva Medicina a tiempo. 2º: que se cojan los programas por los cuernos a tiempo, no tras años de medicamentos y de innumerables frustraciones. 3º si no se han cogido a tiempo habrá que tener mucha paciencia y fortaleza mental para superar todos esos inconvenientes. No creamos que ahora un asesor nos puede curar en dos meses, pues haría falta un programa carísimo de rehabilitación física y de rehabilitación de la autoestima, en plena vorágine de síntomas frustrantes. Además de esas ayudas para cosas vitales de la vida diaria.

Para que esas personas, que no saben perfectamente nmg, pudieran mejorar, calculo que se necesitaría una sesión cada semana algunos meses y luego quincenales, mensuales… es decir, un gasto económico del paciente para pagar el tiempo del terapeuta, que tampoco la mayoría se puede permitir. Además de un programa de rehabilitación física, e igual suplementos (que no voy a decir porque no son lo importante pero que le pueden ayudar algo), así como las ayudas técnicas que también cuestan dinero. Por tanto, es mucho más rentable, porque todos podemos caer en estas cronicidades, y más en estos tiempos de injusticia y de medicina del miedo, prepararse y estudiar, para en el futuro saber qué hacer ante los primeros síntomas antes de que empeore la situación y entremos en círculos viciosos.

Cuanto más tarde se intenten tratar estos problemas más difíciles de curar serán, lo mismo explica Hamer para las parálisis. Y cuanta menos ayuda del entorno se tenga también. Aunque la ayuda tiene que ser consciente: no se puede ayudar a una persona tanto que se la permita no hacer lo que tiene que hacer para rehabilitarse, porque la volvemos inútil. Pero si es necesaria cierta ayuda para que no tenga más frustraciones y, por tanto, no se le activen más programas. Me refiero a ayuda real y no solo a la ayuda de un asesor. Por ejemplo, traerle la comida, ayudarle económicamente mientras no puede trabajar, pero solo lo necesario, o acompañarle si él no puede salir para que no sienta rechazo social y no se quede fuera de la manada, etc., etc. Son muchas cosas, pero sobre todo es hacerse fuerte mientras estoy enfermo y no caer en el victimismo.

Lo mismo ocurre con el cáncer y otras enfermedades, que a veces no es por el síntoma en sí, sino más frecuentemente, por los miedos y frustraciones que conlleva el tenerlos con esa etiqueta, porque creemos en cosas de antiguo paradigma, la principal, que es “incurable”. Y también por la gravedad de los síntomas de la fase pcl y no tener ayuda para sobrellevarla.

Este es el principal problema que hace que sea tan difícil acompañar, para ayudarles en su proceso, a los que no saben Nueva Medicina y a la vez no tienen una red social de apoyo (familia o amigos) que también la comprenda. “No se pueden pedir peras al olmo”. No obstante, si la persona se responsabiliza y se lo toma con calma, son problemas que si se pueden resolver muchas veces.

Los casos difíciles tienen no obstante un beneficio final si se superan los problemas: la fortaleza psíquica de la persona será entonces mucho mayor de la que no hayan tenido que pasar por estos procesos tan complicados. Por eso se dice “no hay mal que por bien no venga”.

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